Una experiencia única, la estética "onírica", los sonidos oprimentes y el diseño roto y frío de los escenarios crean una ambientación, que en mi caso, me hacía conectar con una emoción "nihilista".
Spoiler warning:
También hubo otros momentos en los cuales el juego me lleno de sentimientos,
por muy tonto que parezca, cada vez que abría una puerta y esta hacía un eco enorme, me helaba la sangre y no paraba de pensar que seres podrían ser conscientes de mi presencia. También cuando tuve que atacar el ser de luz con una bola negra del desierto, solamente para poder avanzar y salir de ahí. Me sentí bastante cruel y confuso.
Sin duda, solamente por la única estética onírica, merece la pena probarlo.