Una entrada que entra en la categoría de la rememoración de quienes ya no están con nosotros.
A pesar de ser un relato por opciones tiene algo de la tridimensionalidad de los juegos de parser. No se nos permite evitar el fatal destino sufrido por Berta Cáceres, pero podemos explorar el espacio de la casa, sus recuerdos, y esos detalles contribuyen a hacer el momento más real y a meternos en la piel de la activista. Ruber integra hábilmente hermosos textos de Berta y consigue emocionar relatando los avatares de la trasnmigración de su espíritu en comunión con los montes, bosques, el río y los animales de su pueblo intercalándolos con el avance de las máquinas, el cemento y la destrucción.
En este caso no he localizado grandes variaciones siguiendo otras alternativas, pero la prosa y la lírica tienen fuerza y he disfrutado de mi segunda lectura.
Mención especial para la portada que es impresionante.