Me parece súper interesante que, como persona ágama, haya sido un poco incómodo precisamente el no poder responder que NO desde el inicio. O sea, encontrarme en el otro extremo del espectro político relacional, intentando evitar caer en ese torbellino inevitable de la manipulación amorosa en el que, incluso desde esa conciencia ágama tan crítica, a veces se sigue cayendo, dada su fuerza.
Es casi como si esa no-mecánica del juego retratara perfectamente las dos caras de la normatividad amorosa: La de la figura que ve sometidos sus recursos relacionales y emocionales en la entrega amorosa sin mucho margen de maniobra; y la de la figura que se ve sometida a someter a la figura anterior, imbuida por la propia dinámica o mecánica relacional amorosa.
Intuyo que esto quizá no fue intencional, no lo sé. Pero aun así, me resultaría interesantísimo que haya acabado retratando de alguna manera, no solo la experiencia común de desequilibrio y extractivismo afectivo, sino también ese aspecto de estructural o "sistémico" de las relaciones románticas o gámicas.
En fin, al margen de lo de acuerdo que podamos estar, me parecía valioso compartir contigo esta interpretación para poner en valor el componente filosófico o reflexivo que logró inspirar el juego que hiciste.
No diré "te quiero", pero sí diré que aprecio y respeto lo que hiciste y compartiste aquí, felicidades. Un abrazo, Isi. ^^
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No conocía ese modelo relacional, pero que el botón de "No" no lleve a nada y sea el único con sonido estaba pensando para generar esa sensación de incomodidad y frustración, para reflexionar sobre la honestidad en las relaciones. Bien que haya gente que lo esté pulsando. Mil mil gracias por tu reflexión y por haber jugado y comentado, me gusta mucho cuando las obras culturales llevan a conclusiones diferentes, incluso aquellas que no tienen en cuenta le autore (es lo bonito al final de hacer arte). Un abrazo enorme 💜