Krabby Skater no es solo un juego; es una profunda meditación interactiva sobre nuestra relación con el océano y los residuos que desechamos sin mirar atrás. En la aparentemente simple tarea de guiar a un cangrejo para recoger latas y esquivar basura marina, Krabby Skater me ha sumergido en una épica aventura que revela la resiliencia de la naturaleza frente al descuido humano. Como Krabby, el pequeño héroe crustáceo, desliza su pinza para limpiar el océano, vemos más que un juego: vemos un acto de resistencia y esperanza, una metáfora del esfuerzo constante y tenaz que será necesario para revertir el cambio climático. En cada latita de refresco recuperada, siento una chispa de conciencia. Krabby Skater no es solo un juego indie; es un recordatorio de que, aunque seamos pequeños, nuestros esfuerzos pueden marcar la diferencia. Me parece un excelente juego, espero que sea el último.