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El Villano del Control. 

El tiempo y la vida en contra. La gran cantidad de ideas buscando salir, y la obligación de construir sobre ideas ajenas que generan más ideas a su vez. Los retos pueden parecer sencillos, pero no lo son, y es el objetivo de estas prácticas hacerlos aún más complicados para emular en parte el reto de ser un master. Así que no esperen tregua, pues Masters son, y como Masters los trataremos.

Ya sabemos que se busca, y sabemos también el camino tortuoso que se debe cruzar para encontrarlo, pero ahora viene la parte más complicada, porque suele ser donde caemos en el cliché. La OPOSICIÓN es la razón por la que nadie más puede alcanzar el tesoro excepto aquellos que activamente protagonizarán esta historia. Llamado en estas PRAXIS como el VILLANO, se refiere a todas las fuentes que activamente tratan de reclamar el tesoro sin lograrlo, y sin embargo oponen otro gigantesco reto entre los protagonistas y el tesoro que buscan.  

Tienen 48 horas para producir MÁXIMO 1200 palabras (2 cuartillas) donde describan en formato libre El Viaje (conflicto) que existe para obtener el Tesoro de Julio Reyes, contenido en el Viaje de Agustin Britait.


Penrose, el sacerdote revivido, no tiene tiempo de comprender qué pasa.

Lo último que recuerda el pelirrojo y rollizo humano es tocar aquel artefacto que le tentaba como una antorcha a una polilla. Luego la luz, envolviéndolo todo y el verse frente a frente con los Dioses.

El mundo del más allá no es como lo describen los Sumos Sacerdotes. No está el Hacedor sentado en el trono celestial, ni las cohortes celestiales formadas por 10.000 ángeles. El más allá es un lugar frio y desolado, un mundo oscuro sin estrellas en el cielo, una planicie infinita de cenizas donde espíritus translúcidos vagan de un lado a otro, tal vez eternamente.

Sólo estuvo allí unos minutos antes de que sus compañeros lo trajeran de vuelta al mundo de los vivos, pero fueron suficientes para perder su fe. No hay Padre Celestial, no hay Cohortes, no hay Gloria, solo olvido y cenizas.

 

Durante los siguientes días, sus compañeros discuten sobre el viaje de regreso. No saben dónde están, el genio los sacó de la mazmorra pero no le especificaron dónde debía hacerlo. Pasean sin rumbo en un desierto que no se acaba nunca, demasiado parecido a las planicies de ceniza de su breve estancia en el más allá. Penrose considera minio el preocuparse de la dirección que tomar o siquiera el sobrevivir al desierto. Ha perdido su Fe, su Deidad no se manifestó cuando fue a abrazarla. O bien no existe, o toda una vida de plegarias y servicios no fue suficiente para ser aceptado en el plano correcto.

¿Qué va a hacer ahora? Si no existe su Dios, ¿qué sentido tiene toda su vida?

***

Pasan los días, las raciones se agotan, Lorien, la exploradora elfo, trata de guiar al grupo entre las arenas del desierto, pero se queda sin recursos. Se han agotado las provisiones, ni siquiera tienen agua. El clérigo se suele encargar de crear agua y el druida de que las naturaleza los provea con algún animal para cazar si es necesario, pero el desierto es duro y despiadado. Penrose parece haber perdido la comunicación con los dioses, lo que lo ha sumido en un estado semiconsciente, convertido más en una carga que en un compañero de viaje. Perlan, el druida, parece ser incapaz de atraer algún animal comestible entre

estas arenas.

Lorien ha vivido cientos de años, recuerda vagamente haber atravesado este desierto al menos una vez hace mucho, con otros humanos, que bien podrían ser los antepasados de sus acompañantes actuales. No recuerda sin embargo cómo consiguieron sobrevivir entonces.

Ella porta la piedra del destino, como le han dado a llamar a la enorme gema que encontraron. Aun sin poderes mágicos, la gema por sí misma debe tener un valor enorme, de miles de piezas de oro, pero ni el cristal mágico ni las piezas de oro que podrían conseguir por él les servirían para llenar sus estómagos y saciar su sed. Necesitan encontrar agua y refugio pronto, o el desierto los reclamará.

***

Perlan se siente como un náufrago en un lugar tan desolado, tan vacío de vida. Ha implorado a Gaia, le ha pedido su favor para sobrevivir a los elementos, pero Gaia parece ignorar sus súplicas, están demasiado lejos de sus fuentes vitales y del verdor de sus bosques. Fue él el que pidió que ese misterioso ser mágico los trasladara fuera de aquella cueva. Toda una vida de desconfianza hacia la magia manufacturada del hombre, traicionada por unos momentos de desesperación. Debería haber sabido que el genio o lo que fuera aquello se la jugaría, y los haría empeorar aún más su situación.

Perlan anda preocupado por su viejo amigo Penrose. La vitalidad del sacerdote parece haberlo abandonado, es como si al resucitar su cuerpo lo hubiera vuelto a la vida pero dejado su alma, su espíritu y sus ganas de vivir en el otro mundo. Perlan tiene la certeza con cada día que pasa en que alguno de ellos no sobrevivirá al desierto, y que el clérigo será el primero en esa lista de sacrificios a las arenas.

***

Saamesh es el que mejor lleva el viaje por el desierto. El gnomo-diablillo no es nativo de este plano. Su hogar original se parece a este sitio, pero aun mas desolado y más caluroso. Se siente cómodo entre las arenas y recurre a alimentarse del puro calor, como hace mucho que no hacía, pero ve como sus compañeros van menguando poco a poco. Es posible que quede como único superviviente, y entonces tendrá que tomar decisiones que hasta ahora ha

intentado evitar. Es posible que hasta hayan salido del plano nativo de los humanos. No quiere desesperarlos pero nota algo distinto en el aire, en la misma esencia mágica

del mundo que les rodea. Es posible que estén en otro plano, y que todo sea desierto y desolación. Aun así ese no sería el mayor de sus problemas. Saamesh posee sentidos más allá de los humanos, y sus sentidos mágicos le dicen que algo, ahí afuera, los vigila, mientras se debilitan poco a poco.

***

Kara-Hur ha tardado días en encontrarlos, ha tenido que salir del plano material y recorrer las Esferas. El dracoliche de cinco cabezas ha seguido el rastro de su filactelia, la joya del destino, no puede permitir que un grupo de aventureros posean su único punto débil, ni siquiera aunque cambien de plano.

Los ha seguido por un mundo desierto, mientras se van secando poco a poco. No subestima a los humanos, es un dragón cromático de 5 cabezas viejo y sabio. De algún modo el grupo podría asociarlo con la piedra y destruirla, y prefiere seguirlos en la distancia, sin que ni siquiera sospechen que existe. Su plan es dejar que el desierto haga el trabajo por él, y luego rescatar la piedra de sus cadáveres. No tiene prisa, tiene miles de años, es incluso más viejo que Tiamat, la diosa-dragón cromática.

Desde la distancia y usando magia de ocultación, ve preocupado que el grupo se acerca casi por ventura a un oasis donde podrían conseguir escapar al abrazo del desierto, y es algo que no puede permitir.

 

***

 

Las tiendas aún intactas hablan sobre un asentamiento temporal y nómada, pero recién destruido. Todo el grupo se desespera al ver que el primer rastro de civilización que encuentran en días de vagar por el desierto está destruido. Las tiendas están desgarradas, los animales muertos, las gentes, extraños humanoides desconocidos, asesinados, recientemente, por algo grande y despiadado.

A pesar de sus temores, deciden pasar la noche en el campamento destrozado, tal vez incluso establecerse allí. Hay algo ahí fuera entre las dunas del desierto. La desgracia del único oasis donde podían encontrar refugio no es casualidad.

Tras la segunda noche de acampada en el desierto y tras aprovisionarse de agua y saquear escasos alimentos de la caravana, el grupo se recupera un poco de su situación desesperada, y afronta su situación: El gnomo-demonio les habla claro: no están en su mundo, están en algo más parecido al plano de donde viene el diablillo, y algo los persigue, algo muy grande que sin embargo les tiene miedo. Es posible que la paciencia de lo que sea que los acecha se agote ahora que consiguieron extender sus posibilidades de supervivencia.

Y mientras todos reflexionan sobre las palabras del gnomo, la gema del destino empieza a fluctuar y a brillar con energía mágica mientras arriba en la noche,

en la oscuridad del cielo sin luna ni estrellas, un batir de alas y huesos se escucha cada vez más cerca.


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Aquí se enfrentan en una batalla contra su enemigo y logran regresar a su plano
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